Este nivel requiere mucho ingenio y precisión a la vez que lógica e intuición. En nuestra familia hemos aprendido a hablar español sin que se hayan especializado en filología hispánica. Hemos crecido observando, imitando, repitiendo y corriendo hacia el mueble donde estaba «el chocolate». Cuando llegué a casa la primera vez llorando porque un niño me había «rompido» el cuaderno mi madre nunca me sentó para decirme: «hija mía, ha llegado el momento de explicarte que no se dice «rompido»…mientras ella estaba haciendo algo, me repetía «no se dice rompido, se dice roto«. Y así hasta que empecé a estudiar oficialmente la asignatura de lengua.
Un principiante necesita recursos visuales, sonoros y de movimiento. Necesita reaccionar de algún modo para comunicarse y hacerse entender… más adelante le irá poniendo palabras a su mensaje.
En PROFELE, esta semana estamos experimentando esta situación, pero esta vez no somos niños, sino estudiantes extranjeros en busca de la comunicación en español…¿lo conseguiremos? ¿sorprenderé al futuro profesor?…Como siempre suele pasar en estas semanas, me sorprenderán con sus aportaciones. Ya lo han hecho con la sugerencia de los nombres escritos después de la presentación más elemental que la del «Querido Watson».